“Pagar arriendo aquí y allá, era muy complicado y luego de conocer al amor de mi vida, junto a mis hijos, hace 46 años hicimos de un ‘ranchito’, nuestro hogar en el barrio La Libertad”.
Así cuenta su historia Héctor Mendoza, mientras su esposa y madre de sus cuatro hijos, Fanory Gómez, lo observa y cuida, pues él ahora padece de Alzheimer.
Ambos han logrado gracias a su trabajo, el apoyo de sus hijos y sus vecinos, disfrutar de una convivencia tranquila desde hace 56 años.
Pero hace cuatro años ese bienestar que habían encontrado se transformó en preocupación constante, sobre todo cuando llovía, pues se inundaban debido al rebose de aguas lluvias y residuales, producto del colapso de la red de alcantarillado que ya había cumplido su vida útil.
“No podíamos dormir; tuvimos que botar chanclas, escobas y muebles que se mojaban y dañaban con esas aguas que entraban. Era una situación que no se la deseo a nadie”, cuenta consternada Fanory.
No nos vencimos y hasta el final confiamos que alguien por fin nos escucharía. Y así fue, y gracias al Alcalde y al Ibal, este año se realizó el cambio de tubería y “pudimos volver a dormir tranquilos, retomando junto a nuestros vecinos y amigos una vida plácida, como la necesitamos en este momento”, expresó la mujer.
Y agregó: “Fueron momentos difíciles que ya se superaron, gracias al compromiso de quienes estuvieron desarrollando la actividad. Lo seres humanos nunca estamos conformes; algunos vecinos estuvieron bravos por las obras, pero ahora que se ve la transformación y estamos felices”.